Roque Dalton.
(San Salvador, 1935 - cerca de Quezaltepeque, 1975) Poeta salvadoreño
cuya obra, de estilo coloquial y socialmente comprometida, fue partícipe de la
renovación de la lírica latinoamericana de la década de 1960. Nacido en la
popular barriada de San José de la capital salvadoreña, el joven Roque Dalton
cursó sus primeros estudios en los colegios religiosos Santa Teresita del Niño
Jesús y Bautista, para ingresar posteriormente en el Externado de San José,
donde en 1953 obtuvo el graduado como bachiller.
Desde muy joven manifestó una acusada conciencia social que le llevó a
militar en los movimientos revolucionarios que luchaban por las mejoras
sociales en Centroamérica. En 1956, mientras estudiaba Leyes en la Universidad
de El Salvador, fue en uno de los miembros fundadores del Círculo Literario
Universitario, y en 1957 se desplazó hasta Moscú como delegado salvadoreño en
el Sexto Festival de la Juventud y los Estudiantes por la Paz y la Amistad.
Previamente había estado en Chile para cursar estudios superiores de
Jurisprudencia (1953), carrera que complementó en su país natal con la de
Ciencias Sociales (1954-1959), y en la Universidad de México con la de
Etnología (1961).
Por aquel entonces ya era Roque Dalton una de las voces jóvenes más
prometedoras de la poesía hispanoamericana contemporánea. Algunas de sus
primeras composiciones habían sido galardonadas en varias ediciones del Premio
Centroamericano de Poesía (1956, 1958 y 1959). En 1963, con la publicación de
uno de sus mejores poemarios, El turno del ofendido, se consolidó como el poeta
salvadoreño más relevante de su tiempo. La obra fue distinguida con una mención
honorífica en el certamen Casa de las Américas, certamen que siete años después
ganaría con el poemario Taberna y otros lugares (1969).
Su actividad política corría pareja a su dedicación a la creación
literaria. Miembro del Partido Comunista Salvadoreño desde 1958, Dalton ya
había sido encarcelado en varias ocasiones en su país natal cuando, en 1961, se
vio abocado a tomar el camino del exilio. Emprendió entonces un periplo que le
llevó a residir y trabajar en Guatemala, México, Checoslovaquia y Cuba,
estancias en el extranjero que solía interrumpir con esporádicas visitas a su
país natal. Se ganaba la vida con los ensayos y artículos que iba publicando,
lo que le permitió viajar también, unas veces por motivos periodísticos y otras
por activismo político, a las Repúblicas de Vietnam y Corea, y a numerosos
países europeos y sudamericanos.
Por desavenencias con los dirigentes izquierdistas de su país, en 1967
abandonó el Partido Comunista y se mantuvo al margen de su militancia política
hasta que, en 1973, regresó a El Salvador para alistarse en las filas del
Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), donde tomó el pseudónimo guerrillero
de Julio Delfos Marín. Tras colaborar activamente con esta organización
clandestina partidaria del enfrentamiento directo y la lucha armada, por
oscuras razones que nunca se han llegado a aclarar fue perseguido, juzgado y
ejecutado por sus propios compañeros de armas, que abandonaron su cuerpo en un
paraje agreste donde fue despedazado y devorado por las fieras. Esta ejecución
desencadenó airadas protestas en los círculos intelectuales, especialmente
entre los escritores hispanoamericanos, abanderados en su condena por el
argentino Julio Cortázar.
La poesía de Roque Dalton, aunque de rasgos coloquiales, se sustentó en
la fuerza de las palabras y del ethos implicado en ellas, como en los
siguientes versos: "La vida paga sus cuentas con tu sangre / y tú sigues
creyendo que eres un ruiseñor. / Cógele el cuello de una vez, desnúdala, /
túmbala y haz de ella tu pelea de fuego, / rellénale la tripa majestuosa,
préñala, / ponla a parir cien años por el corazón. / Pero con lindo modo,
hermano, / con un gesto propicio a la melancolía". En sus versos subyace
un espíritu rebelde que plantea temas de fuerte contenido social, tratados de
una manera a veces tierna y a veces irónica y sarcástica, cuyo resultado es de
un enorme lirismo.
Sus influencias fueron el surrealismo y las vanguardias europeas en
general, la poética conversacional latinoamericana (sobre todo voces como la
del chileno Nicanor Parra, que habían traído nuevos aires irónicos a la lírica
del continente), la poesía moderna de expresión inglesa, los clásicos en lengua
española y algunos poetas contemporáneos, como el guatemalteco Otto René
Castillo, el cubano R. Fernández Retamar, el nicaragüense Ernesto Cardenal o el
argentino Juan Gelman.
Una parte de su obra ahonda en las aproximaciones entre el relato breve
y el poema en prosa, tentativa en la que alcanzó buenos resultados. Un
equilibrio entre calidad del lenguaje, ingenio, intelecto, amor humanista y
visión política confluyen en sus mejores títulos, como en su célebre Taberna y
otros lugares (1969), merecedor del premio Casa de las Américas, tal vez su
libro más importante. Antes había publicado La ventana en el rostro (1961), El
turno del ofendido (1963), El Mar (1964) y Poemas (1968). Luego publicó los
libros Las historias prohibidas de pulgarcito (1975, poesía); y Pobrecito poeta
que era yo (1976, novela).
Póstumamente aparecieron algunos títulos inéditos y varias
recopilaciones antológicas de sus versos, como Poemas clandestinos (1980), Un
libro rojo para Lenin (1986), Un libro levemente odioso (1988), En la humedad
del secreto (antología compilada por Rafael Lara Martínez, San Salvador, 1994)
y Antología mínima (a cargo de Luis Melgar Brizuela, San José de Costa Rica,
1998). En el campo del ensayo, publicó una monografía titulada El Salvador
(1963), un ensayo sobre César Vallejo (1963) y un volumen de testimonios
aparecido bajo el epígrafe de Miguel Mármol (1972). Compuso además algunas
piezas teatrales, como Caminando y cantando (publicada en 1976) y Los
helicópteros (escrita en colaboración con José Napoleón Rodríguez, e impresa en
1980).
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